Ya he comentado la importancia de la pintura, de los pintores en el tardo franquismo y en la transición. Era casi la única forma de expresión que podía escapar un poco a la férrea y sutil censura. He aquí un caso de ninguneo
Encontrar dieciséis cordobeses enfadados
pienso que no es nada difícil. Encontrar dieciséis cordobeses pintores
enfadados, sí. O al menos es chocante.
La cosa sucedió así: la Galería Grin-Gho, de Madrid, abrió sus puertas
a esos pintores cordobeses de hoy—también de mañana, en opinión personal—, y
fueron todos ilusionados, compactos —cosa difícil en el gremio— y contentos. La
noche fue de Córdoba en la inauguración; los entendidos y los menos, pero que
suenan, fueron unánimes, al menos en crítica, respecto a esa representación de
la ciudad, que, sin chauvinismo, está bastante en línea dentro del prolífico
arte español.
ACONTECIMIENTO SIN
APOTEOSIS
Lo que a todas luces ha constituido un
acontecimiento cultural sin precedentes ha pasado bastante desapercibido en la
califal. Lo que los pintores —ya saben, los dieciséis de hoy— no han encajado
ni pizca de bien es que las páginas y los espacios de la información local, tan
pródigos en chauvinismos de baja estofa, hayan enmudecido o albergado
avaramente la noticia, el hecho y su significado. Cosas de la información, o de
la consigna, o del azar. Según se quiera interpretar. *
Ha sido acertado el cartel anunciador: sobre un fondo de mapa
provincial —no el bancario— los dieciséis nombres desgranados sin más
comentarios ni brochazos biográficos. Un grupo y un impacto. Simplemente.
DESAGRAVIO
Modestamente no queda sino relatar los
dieciséis nombres: Francisco Aguilera Amate, Alfonso Ariza, Rafael Botí, Pedro
Bueno, Antonio Bujalance, José Castro Cadenas, José Duarte, Pedro Guillén,
Ginés Liébana, Ángel López-Obrero, Miguel del Moral, Pepe Morales, Rafael Orti,
Miguel Richarte, Emilio Serrano y Lola Valera.
Casi ná, qué dirían en Sevilla. Ya saben,
ciento y pico de kilómetros ahí abajo.
Eladio Osuna
Publicado en la edición cordobesa de El Correo de Andalucía el 23 de mayo de 1975
Foto de Rafael Orti, uno de los afectado, y al que los compañeros llamaban cariñosamente "el pintor señorito"
Foto de Rafael Orti, uno de los afectado, y al que los compañeros llamaban cariñosamente "el pintor señorito"