domingo, 23 de febrero de 2014

Todos los años por verano, recuerdo de Manolete

Tanto en los cines de verano donde se ponía por estas fechas, todos los años,  un documental sobre su vida como en trabajos como éste, de lectura no fácil, Manolete seguía vivo en los medios como un referente anclado en el recuerdo, recurrente.


MANOLETE
VEINTISIETE AÑOS EN VIVO RECUERDO


Cualquier hombre, por muy bizarro y valiente que parezca a ojos ajenos, es, en su más intimo secreto, la historia de una frustración.
El torero de cuerpo y entrega total asemeja a una colección de cicatrices. Mientras que los más humanos (aficionados) sean los que presentan las huellas cicatrizadas de heridas que no recibieron.


Estos veintisiete años, que salpico de una verdad que siendo aún muy niño añoro con incandescente llama en el archivo de un recuerdo, hace sea hoy un vivo presente.
Fue Manolete horizonte físico y lejano de un pasar en la vida. En mi cándida admiración era lo alto, la élegancia, el donaire y la gallardía personificada; hoy, lo grabado de un pasado. No es, pues, olvidable para mi.

Sobre la muy escrita historia de la vida y milagro del artista, siempre se han contado retazos de una leyenda abundante. Sus autores, haciendo gala de la poesía en prosa y verso supieron cantar líricamente, cargando la literatura de un hombre que sólo fue corazón y entrega en su profesión, pero con naturalidad y gran dosis de hombría. Hubo quien confundió el bullanguero y poliamorfo toreo, con la seriedad y verdad del toreo de Manolete.

Quizá esto no baste en los veintisiete años de separación carnal y corporal a sólo un recuerdo de infancia. La abundancia fonética que hubo del Manolete vivo, al Manolete del recuerdo, es sólo eso, un recuerdo presente de los que gozaran de su gloria torera y siguen guardando la fotograbación en su cerebro.

En la larga agonía que vive nuestra fiesta nacional hoy se adora, no ya a la fiesta nacional, sino a la nacional y leprosa fiesta, lo que es aún peor. la fiesta de los toros, a pesar de su peligro, ha derivado desde aquella verdad (Manolete) en oficina y fórmula entre barreras y cómodos aposentos de grandes empresarios; el amor al torero, en promiscuidad: la idolatría, en asunto de bar y cena fría; la creación taurina, en simple encargo adulado; el arte y la ortodoxia que creara el «Monstruo» de Córdoba, en ansia de ser notable entre la sociedad Y todo, todo, hasta la buena virtud que congénitamente nos da Dios en camino del éxito.

Tal vez. al correr de los años, quede en la sana memoria de quien haya hecho gimnasia cerebral una nostalgia que le haga vivir año tras año en esta fecha agosteña del día 29.-En ella se hilvanan. por cosido de asta, dos nombres oue pasaron a lo luctuoso de la fiesta: Manolete e Islero». ese negro entrepelao y bragao. de terrorífica, en el recuerdo. ganadería de Miura. El primero por lo que dejara de arte y hombría para la fiesta taurina; el segundo del hilván. el amargo recuerdo de una vida marchitada.

Puede que al paso de los lustros nos hayamos olvidado de que éxitus significa el exacto momento de la muerte. De tan presente como tenemos el ejemplo y  la hidalguía de Manolete nos  hemos olvidado de nosotros mismos. Que las nuevas generaciones de toreros —tan aduladas y tan y prefabricadas— nos hagan recordar la pureza de este estoico cordobés, que muriera en olor de multitud en aquella muy cercana —para el fiel aficionado— madrugada fría de mortandad que ponía fecha y luto al toreo. A los veintisiete años de su muerte la  afición mundial tiene él recuerdo vivo y presente del divo de un
arte difícil de igualar.
Su delgadez de lirio,
sus ojos de mirar hastiados,
su labia justa y frente clara,
su pulso firme y dúctil brazo.
Hicieron que se marchara en perfume
y olor a tauros.


PEPE TOSCANO

Dibujo, Angelito "El Breva"
Publicado en la edición cordobesa de El Correo de Andalucía el 28 de agosto de 1974