El extraño caso de la Magdalena
-EL CONSEJO DE MINISTROS LA DECLARARÁ PRÓXIMAMENTE MONUMENTO NACIONAL
-ESTE INVIERNO PARECE QUE NO SERÁ INVADIDA POR EL AGUA
Los monumentos de Córdoba son noticias con frecuencia aunque frecuentemente noticia negra.
Últimamente los “ataques de defensa" han arreciado y personalidades de diversas procedencias intelectuales han denunciado públicamente en medios informativos, también de diversos matices, una cruda realidad.Los organismos superiores trabajan y fuerzan sus créditos para que lleguen a todos los vestigios históricos que en el país abundan. Sin embargo su empuje se ve algunas veces frenado por algunas fuerzas locales poco preocupadas al parecer por los temas monumentales-artísticos.
La Magdalena el Puente Romano, la Catedral y la amplia provincia, claman por la justicia que le debemos a sus encantos a sus servicios patrios. Sin embargo el tema de la Magdalena es quizás el más pintoresco e inquietantes de todos. Sumergido en uno de los cíclicos silencios de la prensa salta ahora salta ahora al plano de la actualidad por la extraña situación burocrática-restauradora en la que se encuentra y que sirve para poner sobre el tapete los intríngulis de nuestra burocracia o la negligencia de alguien.
LA PRIMERA ETAPA
La primera etapa de este problema hay que situarla en un estado de opinión generalizado de crítica y pesar por la situación de la iglesia abandonada, y que materialmente «se caía», estado de opinión que cristalizó en un duro reportaje del semanario “El Cordobés” en su primera época así como en otros medios informativos entre los que se encuentran estas páginas cordobesas de EL CORREO y alguna que otra publicación nacional.
Todo condujo a que el 9 de febrero de 1971, la Dirección General de Bellas Artes encargara al arquitecto cordobés don José Antonio Gómez-Luengo Bravo, responsable de la redacción del Plan Especial de la Zona Histórico-Artística, un proyecto sobre el monumento.
Dos meses después el proyecto, debidamente redactado fue remitido a Madrid, a la Comisaría del Patrimonio Artístico, entidad que lo aprobó en diciembre del –mismo año por un importe total de 483.458,85 pesetas.
¿Qué se podía esperar de esta cantidad? Por lo pronto, el inicio de unas obras urgentes y dramáticas que dieron comienzo en abril de 1972 -justo un año después—, y pensando con visión de futuro, y en un segundo proyecto más ambicioso y amplio que se remitiría después, se pasó a lo más urgente y preciso: intentar cubrir con las cuatrocientas mil y pico de pesetas la parte de techumbre más generosa a la entrada de lluvia, que . penetraba en el monumental recinto como Pedro por su casa, con la consiguiente y lógica destrucción y resentimiento de la obra del edificio.
De esta manera se reparó la cornisa de la nave derecha, se restauró y consolidó la cubierta de la nave lateral derecha, se resanaron sus muros, se desmontaron las cubiertas hundidas de la izquierda y se sustituyó toda su techumbre con nueva estructura resistente. A la cubierta no se le pusieron las tejas pensando que las obras continuarían en una segunda etapa y se facilitaría así el montaje de andamios que permitirían el arreglo de la nave central. De todas maneras el interior estaba a salvo de la destructora lluvia.
SEGUNDO «ROUND»
En julio de 1972, el mismo arquitecto remitió un proyecto a la Dirección General de Bellas Artes en el que se contemplaba la restauración total del edificio. El importe en que se tasaba dicha restauración ascendía a poco más de cuatro millones de pesetas, devuelto este proyecto en septiembre del mismo año por una «pega» burocrática y, subsanada ésta, el proyecto se volvió a remitir el 28 de septiembre debidamente corregido y por un importe total de 3.757.504 pesetas. Proyecto que fue aprobado por los Servicios Técnicos de la Comisaría General del Patrimonio Artístico Nacional.
Y ahora viene lo curioso y extraño: el Ministerio de Hacienda dice que sí, que muy bien, pero que la iglesia de la Magdalena no está declarada Monumento- Histórico-Artístico, condición ésta sin la que legalmente no se puede conceder la subvención.
Probablemente, al llegar aquí, habría que soltar una gran carcajada. Pero más vale no hacerlo.
Todos hemos luchado, cada uno desde nuestro sitio, por conservar el monumento: desde el arquitecto encargado, al ciudadano que escribe una carta de denuncia a los medios informativos; desde el albañil que ha aportado su trabajo, hasta los organismos centrales que atienden nuestra llamada. Todos menos el o los encargados de velar «profesionalmente» por los monumentos y que ni siquiera se ha ocupado de declararlo monumento nacional, calificación ésta que incluso los más apartados pueblecitos han hecho ya de sus joyas en piedra.
La cosa daría para muchos más comentarios, pero hay que abrir una puerta a la esperanza con la afirmación que el señor Luengo realizó recientemente en nota puntualizadora do los hechos que remitió a la prensa local y que decía: «Creo que el expediente de declaración de Monumento Histórico-Artístico está incoado y en tramitación, pero hasta tanto .no sea aprobado por el Consejo de ministros la intervención del Estado no puede efectuar libramientos y por tanto, y muy a pesar nuestro, no se dispone de fondos para continuar las obras».
Su postura ha quedado muy clara —frente a quienes intentan derivar responsabilidades que a ellos sólo incumbe—, y de sus puntualizaciones hemos cogido los principales datos de este informe-reportaje. Pero pedimos que sirva la experiencia y que sé declare monumento nacional hasta el caballo de las Tendillas, que tiempo habrá en que se tenga que restaurar.
Y queda señalar que el catálogo de nuestro tesoro artístico provincial está siendo realizado por un grupo de personas en un trabajo agotador y no retribuido, y que una entidad benéfica, de ahorros editará próximamente, con un presupuesto que asciende a más de trescientas mil pesetas.
Curiosa labor que tiene que realizar la iniciativa privada. Curiosa lista de nuestros tesoros que ocupa varios tomos. Curiosos casos de monumentos nacionales frustrados por la indiferencia burocrática.
E. O
Publicado en la edición cordobesa de El Correo de Andalucía el 16 de agosto de 1973
Foto Rodri