«Hay que facilitar un cauce de diálogo e intercambio de experiencia»
Diálogo con el nuevo prior de la Comunidad de Curas Párrocos, don Miguel Castillejo
El día 29 del pasado mes de marzo se reunió la Comunidad de Curas Párrocos de Córdoba para la elección de un nuevo prior de la misma. En primera votación resultó elegido don Miguel Castillejo Gorráiz, párroco del Sagrario de la Santa Iglesia Catedral. Por considerar de interés el tema, nos hemos acercado al nuevo prior para dialogar con él sobre su nuevo cargo.
—Lo he aceptado gustoso —nos dice en primer lugar—, por cuanto ello supone un acto de confianza hacia mí por parte de mis hermanos los restantes párrocos de la ciudad. En segundo lugar, porque servir desde el priorato al mantenimiento de la Comunidad, es facilitar la pervivencia de un cauce de diálogo e intercambio de experiencias pastorales que tanto necesitamos los sacerdotes.
— ¿Con qué finalidad nació esta Comunidad?
—Fue definitivamente constituida por fray Domingo Pimentel, cardenal que fue de la S. I. Romana, y antes obispo de Córdoba. Se erigió en el año 1649 y obedeció su constitución a las reformas introducidas por el Concilio de Trento en su sesión 24 sobre las estructuras pastorales de las diócesis. Se crearon en la capital 17 "curatos perpetuos y propios" con la finalidad prevalente de ejercer la "cura animarum" frente a la exclusiva dedicación cultualista que predominaba en el ambiente. Nació, pues, con una finalidad marcadamente pastoral.
— ¿Esta institución tiene lugar en la moderna estructuración pastoral de una diócesis según se está llevando en Córdoba bajo el pontificado de monseñor Cirarda, dados los cambios sustanciales operados en el Concilio Vaticano II?
—Señalas un punto interesante que hoy polariza la atención de toda la Comunidad. Hay variantes importantes con relación a otros tiempos. Se ha creado la figura de un vicario episcopal de la ciudad, a quien corresponde la promoción y unificación pastoral de la misma. Está en estudio un proyecto de división en sectores de toda la ciudad, que serían los futuros arciprestazgos, con una finalidad clara, aunque no exclusiva, de orden pastoral. Por otra parte, no son ya 17 "curatos", como al comienzo, sino 39 parroquias en la actualidad, varias de ellas llamadas a subdividirse en nuevas circunscripciones parroquiales, con lo que el incremento del número dificulta él intercambio de pareceres y el diálogo. A pesar de todo ello, la Comunidad reafirma su .necesidad de subsistir en los tiempos actuales. Todo será cuestión de buscar su nueva identidad de acuerdo con el obispo de la diócesis. Esta, búsqueda supondría un intento de coordinación entre los diversos organismos pastorales de la ciudad y de la señalización clara de los respectivos ámbitos de competencia.
¿Cuales son las finalidades principales de la Comunidad, en este momento eclesial?
—Estas podrían ser las siguientes: Potenciar la aportación que la Co¬munidad pudiera hacer a la hora de la planificación pastoral y de la realización de la misma en la ciudad. Seguir siendo un cauce democrático "de base" para canalizar el diálogo de los párrocos y responsables de equipos (sacerdotales, que si siempre lo necesitaron, hoy más que nunca les es más indispensable para el contraste de pareceres, unificación dentro del lógico pluralismo, de criterios, programas pastorales, líneas de acción, etc. La dificultad del núme¬ro podría resolverse por la creación de una permanente que agilizara los cometidos de toda la Comunidad y evitará un excesivo número de reuniones a la mayoría de los párrocos. Estas y otras 'finalidades' que el devenir histórico nos irá marcando la permanencia de una institución pastoral que ya tiene en su haber más de tres siglos de experiencia.
Hasta aquí las declaraciones del nuevo prior sobre la problemática actual de la Comunidad de Curas Párrocos de Córdoba y sus viables soluciones, como justificación plena en los momentos actuales de una institución eclesiástica tan antigua.
E.
Publicado en la edición cordobesa de El Correo de Andalucía el 11 de abril de 1973