Al repasar tomos correspondientes a los 70, me ha parecido oportuno rescatar una serie de pequeñas noticias, que si bien no tienen la suntuosidad de los reportajes o de las entrevistas, ofrecen igualmente pinceladas curiosas para comprender la época.
Para ejemplo véanse:
Los libros más vendidos durante la feria
1.—«Pueblos cordobeses de la A a la Z», de Francisco Solano Márquez.
2.—«El día que perdí... aquello», de Amilibía y Yale.
3.—«El diccionario de Coll».
4.—«Antología», de Miguel Hernández.
5.—«Réquiem por un campesino español», de Ramón J. Sénder.
6.—«Antología», de Antonio Machado.
7.—«La familia de Pascual Duarte», de Camilo José Cela.
8.—«Cantando a la libertad», de Manuel Gerena.
9.—«Las dictaduras», de Haro Tecglen.
10.—«El triángulo dé las Bermudas», de Berlitz.
Así pues, el best-seller absoluto de la Feria ha sido al libro «Pueblos cordobeses de la A a la Z», de Francisco Solano Márquez.
Publicado en la edición cordobesa de El Correo de Andalucía el 13 de mayo de 1976
SIN PERDER EL COMPÁS
¿7.701 CHABOLAS EN CÓRDOBA?
Pues hay quien hasta se lee, como el que suscribe, todas las publicaciones periódicas que dicen algo de la muy noble ciudad califal. Todo ello, dentro del orden presupuestario personal. Incluso esas revistas madrileñas con «tufillo», al decir de entendidos en esto de «buenos» y «malos» en la prensa.
Pues en una de esas madrileñas revistas se dice que Córdoba ocupa el cuarto lugar de provincias con mayor número de chabolas. Nos «ganan» Madrid, Granada y Tenerife. Les «ganamos» a Cádiz y —agárrense— ¡a Barcelona!
Parece ser que nuestro récord está en 7.701. No especifica lo que son, luego deduzco que chabolas es decir familias, es decir, casi 30.000 almas.
Palabra que es para perder el resuello si ello es cierto. En este nuevo talante que corre por el país, es de esperar una declaración de alguien admitiendo o negando tan cruda realidad. O al menos matizarlo.
LO INCREÍBLE
Siguiendo con la revista, se lee, páginas más atrás, en la réplica al asunto «Matadero» que «Las empresas constructoras que adquieren una finca —parte de la cual es suelo urbano— llevan siete largos años intentando construir viviendas sociales que den trabajo a cientos de obreros y a empresas auxiliares, y que proporcionen viviendas de las que tan necesitadas está esta desheredada tierra». Se refiere a Córdoba, claro.
Y aquí es cuando ya no se entiende hada: ¿cómo es posible la existencia de tantas chabolas? ¿Cómo se les niega a «hombres honrados» construir viviendas sociales? ¿No es objetivo prioritario del Gobierno la promoción de viviendas de este tipo? ¿Cómo son posibles estas paradojas?
Que vengan los profesionales a aclarar el enredo. Porque los aficio¬nados a opinar sólo tenemos el viejo recurso de los masones infiltrados para comprender los males de esta califal tierra. Ambiciones redentoristas aparte.
ELADIO OSUNA
Publicado en la edición cordobesa de El Correo de Andalucía el 30 de diciembre de 1975
«Omeya», número 20
El número 20 de la revista «Omeya», que edita el Servicio de Publicaciones de la Diputación de Córdoba, ha visto la luz con un tratado exhaustivo de lo que ha sido la actividad de la citada entidad en el período comprendido entre enero-diciembre de 1973 a enero-junio de 1974.
Más de ciento cincuenta clisés en blanco y negro y diez en color dan una visión gráfica de la actualidad oficial y provincial en ese período como ningún otro medio ha servido. Así la V Asamblea de Instituciones de Cultura de las Diputaciones de España, la crónica de la vida corporativa, los acuerdos del Pleno, la marcha del catálogo artístico y monumental, la crónica de la provincia y el resumen de las actividades culturales cordobesas son actas, mitad notariales mitad periodísticas, que registran todo el acontecer cordobés. El equipo que hay tras la edición —director, Miguel Manzanares López; director técnico, Rafael Muñoz; fotos, Studio Jiménez (portada); Ricardo, Ladis, Ladis hijo y Amezcua— y la impresión cuidada a cargo de la Imprenta Provincial, se ha esforzado en lograr una síntesis literaria y visual bastante lograda.
Por otra parte, no se han escatimado medios, desde la portada a todo color, con un fragmento de la soberbia custodia de Arfe, hasta la calidad del papel, uso de las tintas, composición, etc.
En resumen, una obra bien hecha, que bien pudiera servir de modelo y pauta para todas las demás actuaciones de la Diputación en los múltiples problemas y necesidades que tiene el encargo y la misión de cumplir.
Publicado en la edición cordobesa de El Correo de Andalucía el 2 de marzo de 1975