jueves, 30 de septiembre de 2010

Rafael Boti

Botí volvió cuando la actividad pictórica era en aquel tardofranquismo, un acontecimiento social, cultural y político en la ciudad

“LA PINTURA ES UNA BUENA INVERSIÓN”
-Demasiada gente en las calles de Córdoba
-Mi pintura es serena, sin trucos
-VEINTINUEVE CUADROS EN LA GALERIA-STUDIO

Con muchos años de ausencia, con su pintura silenciosa. Con su humildad, con sus eternas gafas de arcos, expone —apretadamente— 29 obras en la Galería Studio. Y condensadamente, hormigueando por las paredes, muestras de todas las etapas de su vida pictórica.
—¿Por qué viene ahora Rafael Botí a Córdoba?
—Llevo muchos años en Madrid y me acordaba bastante de mis amigos cordobeses y quería ofrecerles algo de lo que realizo. Llevo muchos años sin exponer aquí —desde el año 23— y tenía interés en que se hicieran una idea de lo que hago.
—¿Cómo se ve la ciudad desde tantos años en Madrid?
—Completamente desconocida. Nunca pude pensar de que por cualquier calle hubiera más gente que la que antes había en la feria. de mayo.
—¿Hemos perdido con esta masificación callejera?
—Indudablemente. Córdoba es una ciudad para verla con tranquilidad y gozar de sus rincones. Ahora la gente le empuja a uno como si estuviéramos en la Gran Vía de Madrid.
 —¿Cómo ha encontrado el ambiente pictórico?
—Francamente, lo desconozco; llevo pocos días aquí y no tengo conciencia de lo que hacen mis  compañeros. Sólo conozco lo de López-Obrero, con quien expuse en Madrid, en una memorable exposición denominada «Los Independientes».

EL  PINTOR, HOY
—¿Qué es lo que le impulsa a su edad a seguir pintando?
—Esto es. una cosa que no se puede remediar. Se lleva en la sangre y mientras el cuerpo aguante hay que seguir pintando.
— ¿Hay que salir de Córdoba para triunfar?
—Romero de Torres hizo su obra aquí. Yo creo que se puede trabajar más tranquilo en Córdoba que en Nueva York. 
—¿Como calificaría su pintura?
—Sinceramente creo que es una pintura sin trucos,  serena, llena de buen deseo y llena de preocupaciones. A pesar de su apariencia de placidez.
—¿Qué  es  lo que  más  le gusta captar de Córdoba?
—De Córdoba me  gustaría pintarlo todo: sus patios, esas calles, esos rincones... no las cosas más conocidas, sino un tejado, un rincón inédito...
—¿Por dónde camina la pintura española actual?
—Hay muchísimos artistas y muy buenos.
—¿Sus favoritos?
—Mire, José Caballero, Juan Antonio Morales, Juan Canalejas, Redondela, Martínez Novillo y otros muchísimos artistas extraordinarios.

PINTARÍA LO MISMO
—De volver a empezar ¿pintaría lo mismo o seguiría alguna de las nuevas corrientes?
—Sería igual. Este impulso que sentía me hacía pintar los rincones que a mí me gustaban.
—¿Se está comercializando la pintura?
—Sí, ya la pintura se vende mucho y nos hemos dado cuenta de que es una inversión.
—¿Esto perjudica o beneficia a la pintura?
—Yo creo que beneficia, porque aumenta el campo y esto estimula a los jóvenes pintores. Antes, la pintura estaba limitada a los cuatro pintores consagrados.
—El público que compra para invertir ¿es un público entendido o no?
— Hay muchos entendidos, y con colecciones que para entrar en ellas es necesario hilar muy delgado. Hay coleccionistas entendidísimos y otros que van camino de serlo. Una vez que entra un cuadro en la familia es como si hubiera entrado un microbio que estimula a todos sus miembros.
—¿Encuentra satisfacción personal con su pintura?
—Unas veces, sí, pero otras sufro muchísimo; sobre todo cuando la estoy haciendo. No me divierto al hacerlas, sino que sufro una tensión tremenda del sentido crítico, de luchar con la técnica y, a veces, se equivoca uno.
—¿Cómo es la muestra, que presenta en Galería-Studio?
—Hay de distintas épocas: desde un cuadro en el que he tenido un especial interés, que es del año 25, el patio de la Fuensanta, hasta cosas de Madrid, de Levante y alguna que otra composición. En resumen, variedad y muestra de mi personalidad
E.

Publicado en la edición cordobesa de El Correo de Andalucía el 5 de abril de 1973