sábado, 5 de marzo de 2016

En torno a la Mezquita (II) Informe municipal para la UNESCO de la Mezquita Catedral


Extracto del informe para la UNESCO
EL CABILDO CATEDRAL LOGRÓ SALVAR EL MONUMENTO AL CONVERTIRLO EN TEMPLO CRISTIANO
EL CONCEJO DE CÓRDOBA SE HA DISTINGUIDO SIEMPRE POR LA DEFENSA DEL MONUMENTO



Ayer informábamos que había finalizado sus trabajos la Comisión nombrada por el Ayuntamiento para redactar un informe sobre la Mezquita con destino a la Comisión de la Unesco, que nos visitará en la última de octubre, para estudiar la petición municipal de internacionalización de nuestro primer monumento. Dado su gran interés, como prometíamos, publicamos un extracto de dicho informe.

La Mezquita de Córdoba, "primer monumento de todo el Occidente islámico y uno de los más asombrosos del mundo", según expresión del profesor Chueca Goitia, está aún en pie. Si maravillan al visitante y al estudioso del arte su estructura, su historia, sus motivos ormentales y su alto rango en el arte de construir, maravilla más aún la historia de su conservación. Diversos grupos humanos, diferentes pueblos y distintas religiones han manifestado a través de historia un empeño especial por su conservación y mantenimiento. A unos les ha movido el compromiso político, a otros la estimación de1 arte. Algunos han luchado denodadamente por su conservación en virtud de su carácter religioso, musulmán o cristiano, los más comprendiendo vagamente la nobleza del edificio. Entre ellos hemos pretendido destacar —sin olvidar ese empeño de carácter universal— el interés manifestado desde muy temprano por el Concejo de Córdoba, y que culminó con la defensa de su integridad artística original en el ruidoso pleito que se icio en el mes de mayo de 1523.

EN LA RECONQUISTA

El Papado, desde los primeros momentos de la reconquista cristiana, se interesó por esta construcción, que ya en el siglo XIII pareció a los ojos del arzobispo toledano don Rodrigo Ximénez de Rada, que "cunctas Mezquitas Arabum ornatu et magnitudine superabat". La concesión de indulgencias, como en otros casos contemporáneos, constituyó el medio normal de que se valieron los romanos pontífices para la consecución de prestaciones económicas para su sostenimiento y conservación.
La monarquía castellano-leonesa de los siglos XIII y XIV pondría también todo su empeño su influencia y su fuerza en la conservación y restauración de la Mezquita, que, según testimonios contemporáneos, ellos recibieron en muy precarias condiciones de conservación. De ello dan testimonio los 82 privilegios reales a favor del edificio que se conservan en el Archivo Catedral de Córdoba. No puede olvidarse, de ningún modo, la voluntad permanente de la monarquía castellano-leonesa en favor de nuestra Mezquita como templo cristiano y como monumento artístico.

APORTACIÓN CORDOBESA

El dinero de los judíos, procedente de su obligación de pagar los mismos diezmos que los cristianos cuando arrendaban o compraban propiedades de cristianos fuera de la Judería, sirvió, no sin antes haber recorrido todos los caminos posibles de la queja, del engaño y de la contrariedad, como colaboración renuente, para el sostenimiento de la Mezquita-Catedral. Los mudéjares cordobeses aña¬dieron a esto su mano de obra especializada en albañilería, herrería y carpintería. Desde el 13 de diciembre de 1263, todos los moros estuvieron obligados por imposición regia a trabajar dos días al año gratuitamente en las obras de conservación y restauración. de la Mezquita. La calidad de esta mano de obra queda puesta de manifiesto por el Cabildo Catedral cuando en 1304 se vieron precisados a suplirla por mano de obra cristiana. La labor de estos mudejares nos parece merecedora de un profunda estudio por sus muy probables influencias en los oscuros orígenes del arte nazari.

EL GRAN PAPEL DEL CABILDO

EI Cabildo-Catedral toma todos tos visos de protagonista en la conservación del primer monumento cordobés. Si durante toda la Baja Edad Media., lo salvó por su carácter de templo cristiano con mezcla de ciertas apreciaciones confusas de su valor artístico único, en los comienzas de la Edad Moderna, aun antes de que interviniera el Concejo de la ciudad, oponiéndose a la demolición de parte de la Mezquita para construir el actual crucero, manifestó abierta y secamente su oposición a la propuesta que, después de las investigaciones documentales para la confección del presente informe, sabemos sólo fue defendida por el obispo don Alonso Manrique (1516-1523).

LA DEFENSA MUNICIPAL

El interés del Concejo de Córdoba por la conservación de la Mezquita se manifestó, por primera vez, en el año 1261, cuando todas las fuerzas vivas de la ciudad, y entre ellas el Concejo y hombres buenos de la villa, alarmados por el estado de conservación del edificio, escribieron al rey Alfonso X "que en la iglesia de Sancta María avíe y mucho dañado en la madera, e que era de adobar en muchas guisas, e que el rey avíe de poner y algún reeabdo en guisa que ss non perdiese ca si non serie mengua en se perder tan noble Iglesia".
Su decisión por la salvaguardia de la Mezquita se puso de manifiesto en el Cabildo celebrado el 29 de abril de 1523 al conocer, se la propuesta presentada por don Pedro Ponce, chantre y provisor, en nombre del obispo al Cabildo Catedral. Se acordó que sin permiso del Rey no siguiera la obra de demolición de las arquerías correspondientes a las ampliaciones de Abderramán II y Almanzor, pues había el precedente de que antes, cuando se hizo la anterior iglesia gótica dentro de la Mezquita, se le notificó a la Reina Isabel la Católica para que lo autorizase. Hecha la notificación al Cabildo Catedral y respondido éste que sus letrados lo harían por ellos, el corregidor don Luis de la Cerda propuso en el Cabildo municipal de 4 de mayo del mismo año se hiciese un pregón amenazando con pena de muerte al que demoliese la Mezquita sin permiso de Su Majestad. El pregón se dio el mismo día, y al día siguiente el obispo excomulgó al corregidor. Sólo por mandato del emperador Carlos V el Concejo Municipal retiró sus penas y amenazas.

Publicado en la edición cordobesa de El Correo de Andalucía el 17 de septiembre de 1972