lunes, 26 de mayo de 2014

Tiempo de feria en los 70: dos visiones ¿opuestas?


En la misma página figuran sendos trabajos de Federico Cerrato y ESECE, que es como firmaba Sebastián Cuevas. Delicioso constraste de dos formas de ver la misma feria de Córdoba de 1975 de ambos colobaradores habituales del periódico

El buen tiempo animó la Feria
Derroche de espectáculos en las casetas

Cambió el tiempo, cambiaron las perspectivas. Con el sol, la feria ha cobrado el ambiente deseado, luciendo en todo su esplendor. El real fue abarrotado y las casetas presentaron una animación inusitada. No ha importado que la víspera se diera el primer caso extraño con la suspensión misteriosa de la primera corrida de toros, ni que en la segunda hubiera un remiendo, ni que la circulación tuviese una ordenación preocupante.
No, la feria ha sido, desde el primer día hasta hoy, un auténtico hervidero de público y las casetas, espectáculos coloristas e interesantes.
Por cierto que las casetas ofrecen programas dignos de mejores tiempos y actuaciones relumbrantes. Y no como excepción. Todas han entablado una competencia en cuanto a atractivos.


EN LA CASA DE SEVILLA
Hay casetas cuyo programa rebasa el más ambicioso presupuesto. La Casa de Sevilla, quizás para demostrar que, al disponer de más espacio, puede hacer posible su ánimo hospitalario, ha abierto sus puertas a los cordobeses con un coquetón recinto sabiamente decorado y exornado, con las naturales notas de humor de la gente de la tierra de María Santísima.
Su programa festero incluye atracciones relevantes sin interrupción alguna durante ocho días consecutivos. Estrenaron su recinto con la actuación de «Los de Doñana» y la elección de su reina y damas de honor para continuar con galas infantiles, gran final de su con concurso « ¿Qué pareja será la mejor?», concurso de parejas ataviadas con típicos trajes andaluces, certamen de sevillanas, recital del conjunto rociero «Los del Río» y otro del grupo «Los Bayuncos», intercalando el homenaje a su socio, asiduo colaborador, don José Puerto Gallardo.


ARTESANA CORDOBESA
Por su parte, la Peña Artesana Cordobesa ha instalado una caseta que es una monería y exposición abierta de pintura y detalles artísticos. En su recinto, por lo demás, se ha hecho demostración de la fraternidad entre las agrupaciones populares cordobesas, en sendos homenajes rendidos a la Peña Egabrense de Córdoba y al Real Centro Filarmónico de Córdoba «Eduardo Lucena».


MONTE DE PIEDAD
El Monte de Piedad en su línea social ha puesto a disposición de sus empleados y amigos —a través de la asociación La Sagrada Familia— una confortable caseta y las más sugestivas atracciones, entre las que se cuentan actuaciones de ballets, grupos artísticos y dos relevantes conjuntos amenizadores, todas las noches, de los bailes sociales. Archifamosos grupos de payasos han hecho, por otro lado, las delicias de la chiquillería, que encuentra en el espacioso recinto el sitio ideal para disfrutar de la feria sin agobios.


EN LOS PILARES CORDOBESES
Finalmente, entre las casetas que destacan, está la de Los Pilares Cordobeses, hecho nada extraño, pues ya es tradicional que esta peña sobresalga por sus instalaciones y por sus atracciones. Noche tras noche, el grupo Nuria y Los Gringos convocan a la multitud, que hace que sea esta caseta, probablemente, la más animada del ferial.


Y LA FERIA SIGUE
Y la feria sigue, con su mundo ebrio y alucinante cruzado por la ráfaga de la tragedia taurina —la gravísima cogida de Garbancito— y el chispeante rumor de la dimisión de un cargo municipal, luego confirmada. La feria es así, una coctelera donde caben todos los ingredientes. Hasta los «plumeros» de unas, alcuzas.
Federico CERRATO


FERIA, DIMISIONES Y TÁCITO
 

La feria, ese antiguo mercado, al que el rey prestaba su adjetivo y se llamaba real, y donde la ciudad potenciaba su centro de gravedad, su carácter de cónclave ganadero de una región, como el exponente de su pujanza, por los caminos de bengalas y artificio, sigue brillando efímera, y consumiéndose. Mientras, por la ciudad ocurren cosas. Esta ciudad donde se suspende, con horas de anticipación, una corrida y cuyo auténtico trasfondo habrá que buscarlo en la devolución de localidades que la sustitución de dos de sus primeros protagonistas imponía, con lo que la corrida, así de sopetón, perdía su poder de convocatoria, aunque torero más eficaces —pero menos «apasionantes», ¿verdad?— vinieran a reemplazarlos. Esta ciudad cuyo Ayuntamiento anda «revueltillo», del que dimiten dos concejales, algunos, se dice, por «un quítame allá esa paja» —o anuncio!—. La verdad es que algo ocurre en los Ayuntamientos desde que vientos electorales son anunciados por los futurólogos del tiempo. A la vista está. Alcaldes que se van. Secretarios que dicen: «Yo he hecho unas oposiciones para que me dejen hablar» —el de Málaga en el último pleno municipal, en el que hubo hasta el «filibusterismo» de obligar a leer el acta de la sesión anterior ¡durante tres horas!—. Concejales y tenientes de alcalde que abandonan el barco. Sí, algo se está cociendo. Mientras, en el Pleno de la Corporación cordobesa, se arbitraba «tela de pasta gansa» para recoger la basura de las manos de Serconsa, una humilde, limpia, mínima y auténtica casa de la calle Almanzor va a ser derribada. ¿Cuántos ediles de los que lo aprobaron en el pleno comprendieron el drama? Se declara en ruina a una casa que no está en ruina, según el arquitecto municipal. A una casa cuyo delito es «el no cumplir los requisitos de volúmenes, fachadas, alturas, etc. ¡Cómo si en tiempos de Abderramán hubieran de prever la ordenación urbanística a la que los cordobeses de 1975 iban a ser proclives! La verdad es que con la argucia legal los dueños recuperan cuatrocientos metros de patios amenos, allí donde el pozo da todavía agua fresca del cabildo y dos vejetes de ochenta años, sus arrendatarios, van a ser desahuciados. Por este rasero, se acabaron las tapias blancas de los huertos íntimos de nuestras callejas. ¡Ay tapia de Capuchinos, la picota te amenaza porque no das la talla, como los antiguos cornetas! En fin, la vida, la vida.

La vida sigue. Y gracias a Dios, se dicen cosas y ocurren cosas. Y hay concurrencia de criterios y «civilización» para la convivencia. Los Tácito, en «Surco», presentan su libro y nos vienen a decir su palabra, mientras, a la misma hora (como en los partidos de fútbol de las jornadas últimas y decisivas), Luis Uruñuela, en el Círculo Juan XXIII, hablaba de Andalucía, analizaba su pasado, su presente y su futuro por los cauces, según el presidente admitidos, más o menos socializantes.


La vida sigue, sí. Y todavía bellísimas mujeres nos regalan la elegancia de la música y la canción sefardí. Halagándonos el oído con un recital de mínima audiencia donde María Teresa García Moreno y María del Valle Calderón nos llevaron por un camino que sólo va al deleite, sólo a la pureza, a la llama fugitiva de la gracia, encendida en su oculta hornacina desde la Córdoba judía de los siglos XIV y XV, que nuestros antepasados cristianos encerraron en ese ghetto y kasba, en ese laberinto que llamamos Judería, una de cuyas más sencillas y blancas piedras debe ser derribada. ¡Gracias, María Teresa; gracias, María del Valle, por llevarnos a ese limpio camino, a esa calle preciosa, que no tiene salida, a la que hay que ir de intento, que no va a ninguna parte, porque nace y muere en sí, en la belleza!

«Avrid mi galanica,
que ya va manecer...»
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«Debaxo de un rosal,
vedre solombra de toronjál»

ESECE


Publicado en la edición cordobesa de El Correo de Andalucía el 28 de mayo de 1975 (ambos en la página 19)
Fotos tomadas de Internet