viernes, 20 de noviembre de 2015

Profesor Martínez Albertos en el I Curso Andaluz de Comunicación (V)

Este I Curso de Comunicación Colectiva dio mucho juego. ¿Que diría hoy por ejemplo el profesor Martínez Albertos ante la evolución de los periodistas? ¿Y que nos diría a los que nos creímos sus palabras?

Profesor Martínez Albertos


«El periodista no puede militar políticamente»
 

-«Más que de objetividad informativa hay que hablar de no intencionalidad » 
-«En TVE se están viviendo unos tiempos de absoluto desconcierto ideológico»
-«Se impone el estatuto de televisión que regule su cometido»

 

José Luis Martínez Albertos, catedrático de la Facultad de las Ciencias de la Información de la Universidad Autoónoma de Barcelona (Bellaterra) ha participado en el I Curso Andaluz de Comunicación Colectiva girando sus intervenciones en torno al derfecho a la información y las condiciones actuales de una información objetiva. Sobre estos temas dialogamos al hilo de su cursillo.

-¿Qué vigencia tiene hoy el derecho a la información?
-Estamos en un momento muy interesante porque vivimos un intento de aplicar en nuestro país el contenido de ese artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos donde se establece como derecho esencial de la persona el de la Información. La situación n o es sólo interesante sino esperanzadora a pesar de algunos residuos de la época anterior.

-¿Por qué este derecho no es real en un alto porcentaje de países?
- Bueno, en prinicipio todos los países que pertenecen a Naciones Unidas afirman y se comprometen a aceptar y cumplir estos principios. Lo que ocurre es que hay paises que no los pueden cumplir.

-¿A qué es debido este incumplimiento?
- Entre otras cosas por las incompatibilidades ideológicas, porque como he intentado explicar en estos días, la declaración universal de estos derechos tiene una clara filosofía de índole liberal, o liberalista si se quiere llamar así, , como los países de inspiración socialista o socialista marxista, es muy difícil que sean capaces de cumplirlo, no solo el 19 sino en otros de estos derechos.

-En su intervención de ayer parece que dio un duro golpe al principio de la objetividad informativa.
—No, yo no pretendo darle un duro golpe a la objetividad porque creo en ella. Lo que ocurre es que no creo en sus formulaciones clásicas liberales en inspiradoras de un modo de entender el periodismo que abarca desde 1900 a 1945 en grandes rasgos.

--¿Por qué?
--Lo que evidentemente no resulta válido es el concepto, el término, la pura palabra de objetividad, porque se ha amparado detrás de ella muchos intereses nefastos y desonestos. Por consiguiente hablar de objetividad es algo que pone nerviosa a mucha gente. Lo que levanto en contra de esta objetividad es algo que sea como una nueva edición corregida de aquella objetividad liberal y que es la idea de la no intencionalidad.

—¿Qué serla esta no intencionalidad?
—Es un término que traslada el problema al ámbito psicológico la disposición personal del hombre que da noticias. Lo que interesa es el problema de dar a conocer y transmitir datos a mis semejantes a través de los que se puedan satisfacer esas necesidades que se buscan a través de la actualidad informativa.

TELEVISIÓN Y NEUTRALIDAD

—¿Y el término actual de «neutralidad» informativa?
—Este término es más propio de Televisión Española que por una serie de condicionamientos no puede presumir siquiera sea mínimamente de objetividad. Por eso intenta ser neutrales, es decir dar las noticias de manera queno perjudiquen a nadie, sino buscar aquellos enfoques que puedan ser válidos para el mayor número de espectadores.

—¿Qué ocurre con todo esto cuando hay militancia política?
-Mi postura en este punto es absolutamente radical: desde una militancia política no se puede hacer periodismo. Y no se puede hacer tampoco desde la perspectiva de una dependencia funcionarial. Desde el momento que no hay una libertad psicológica -caso de militancia política— o una libertad económica -caso funcionarial— no se puede ejercer periodismo porque un principio básico de la informaciones la autonomía de los órganos respecto a los poderes estatales o de los partidos.

—Desde esta perspectiva ¿se atrevería a valorar la situación actual de los periodistas españoles?
—Creo que en los diarios no se da ningún caso. En los semanarios y revistas hay bastantes que se llaman de opinión y de las que muchas están próximas a la prensa de partido. En cuanto a radio creo que ahora mismo no hay ninguna que se pueda adscribir claramente a una opción política aunque tengan alguna línea ideológica coincidente con la empresarial. Las emisoras estatales están en la misma línea de desconcierto que tiene hoy la antigua prensa del movimiento. Y en el caso de televisión creo que están viviendo unos momentos de absoluto desconcierto ideológico: han pasado de ser un instrumento claramente manipulado por los sucesivos gobiernos a ser un ente híbrido que por una parte tiene una cierta lealtad a las gentes del Gobierno pero que en otras ocasiones tiene una mala conciencia de que no es ese el papel que les corresponde. La solución que todos deseamos a esta situación, incluso sus propios profesionales, es el establecimiento definitivo de un estatuto que regule esas funciones.
E. O.

Publicado en la edición cordobesa de El Correo de Andalucía el 14 de septiembre de 1978
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